COMENTARIO
DE LA PORCION SEMANAL DE LA TORÁ
PARASHAT 46 EKEV 5774
Deuteronomio 7:12 –
11:25
Shalom Javerim:
וְהָיָ֣ה ׀ עֵ֣קֶב
תִּשְׁמְע֗וּן אֵ֤ת הַמִּשְׁפָּטִים֙ הָאֵ֔לֶּה וּשְׁמַרְתֶּ֥ם וַעֲשִׂיתֶ֖ם
אֹתָ֑ם וְשָׁמַר֩ יְהוָ֨ה אֱלֹהֶ֜יךָ לְךָ֗ אֶֽת־הַבְּרִית֙ וְאֶת־הַחֶ֔סֶד
אֲשֶׁ֥ר נִשְׁבַּ֖ע לַאֲבֹתֶֽיךָ׃
וַאֲהֵ֣בְךָ֔ וּבֵרַכְךָ֖ וְהִרְבֶּ֑ךָ וּבֵרַ֣ךְ
“Y
oyó HaShem la voz de vuestras palabras, y enojóse, y juró diciendo: No
verá hombre alguno de estos de esta mala generación, la buena tierra que juré
había de dar á vuestros padres” (Devarim 1:34-35)
La
misión de los espías y la queja gratuita de una gran cantidad de personas, fue
la gota que rebalsó el vaso de HaShem. Por lo que la sentencia fue, que no entrarían
a la tierra prometida. Esto provocó una distancia entre HaShem y su pueblo. Un
disgusto que no pasaría rápido de parte del Eterno. Y es que HaShem no es humano
como nosotros, para hablar de “rencor”, es él un Dios perdonador. Pero la Torá
quiere enseñarnos que HaShem toma distancia de los seres humanos, cuando
persistimos en ciertas actitudes que él no acepta, dada la naturaleza de él,
que es TODO lo que necesitamos.
La
carta a los hebreos nos trae más luz aún, respecto de esta distancia que HaShem
había tomado de con su pueblo. Leemos lo siguiente:
“Donde
me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A
causa de lo cual me enemisté con esta generación, Y dije: Siempre
divagan ellos de corazón, Y no han conocido mis caminos” (Hebreos 3:9-10)
De
esto aprendemos que HaShem puede tomar distancia de nosotros, que nunca ocurra.
Puede ser que a Él no le guste la forma en la que nos desenvolvemos en la vida,
¿le has preguntado a ÉL, si tú le eres agradable? ¿Has hecho el ejercicio de
humildad, tan necesario, que es preguntarle al eterno: “HaShem yo te agrado”?
Vivimos
todo el tiempo siendo tan autocomplacientes, que pensamos que HaShem es como
uno de nosotros. Y por lo tanto se comporta como los seres humanos, y que Él no
lo quiera, quizás seamos solo un “dolor de cabeza” para el Eterno. Quizas
HaShem nos da todo lo que nos da por “lastima” – o en función de la
misericordia divina que opera bajo el concepto de: “hace salir su sol sobre
buenos y malos” - ¿Pero HaShem sabe quién soy yo? Y este es entonces el reto
más importante en la vida, que seamos conocidos de ÉL y finalmente: “amados por
ÉL”
Ahí
tenemos a toda una generación que le hizo disgustar, de la cual HaShem se distanció,
a la cual HaShem tolero, y espero por 40 años. Y aunque ya sentenciados, que no
entrarían a la tierra prometida, igualmente cuido, y porque no decirlo: “como
un Padre que disciplina a un hijo los trato”.
Y
ahora Moshé, en medio de su discurso llama la atención de toda esa nueva
generación, los que si entrarían a la
tierra prometida, reciben estas palabras del líder de Israel: “Y ÉL TE AMARA”.
Dejándoles ver que a causa de sus Padres había una distancia entre el
pueblo y HaShem, pero que aun así, ellos podrían acortar. Pues dicha expresión:
“y él te amará” vendría a ser una consecuencia de haber obedecido al Eterno, poniendo
por obra sus mandamientos, incluso aquellas cosas y detalles que parecen
menos importantes.
Por
esta razón es que nuestra parasha comienza diciendo: “como consecuencia de
que ustedes escuchen” – haciendo el primer énfasis en “escuchar” - esto quiere decir, en “tomar atención a los
detalles” de cada mandamiento. Ya que quien cuida los detalles está demostrando
amor, esfuerzo, apego, solicitud por HaShem.
¿Quién
pensó que por haberse quejado el día de la misión de los espías quedaría fuera
de la promesa toda una generación? ¡Nadie puso en la balanza el “detalle” de
confiar y creer todo el tiempo en HaShem!.
Y
es que para algunos “quejarse”, puede ser un “detalle” menos importante, si
observa los mandamientos de la Torá. Pero la verdad, es que es al revés. La
persona que estudia la Torá, para cumplir los mandamientos, y que luego los
cumple, NO PUEDE TENER COMO CONCECUENCIA una actitud quejumbrosa respecto de
HaShem. Sino que la conciencia de estudiar tora, y el cumplimiento de la misma, trae una vida
llena de apego Eterno, que se refleja en la emuna y en el bitajon en HaShem.
Y
es por esa razón que la carta a los hebreos dice: “Sin emuna es IMPOSIBLE
agradar HaShem” – en otras palabras sin una verdadera emuna, que te lleve a
la confianza en HaShem, no puedes transformarte en un “amado de ÉL”, o como
dice nuestra parasha: “y él te amara” – Sucederá solo cuando la persona
logre combinar, el estudio, el cumplimiento de la Torá, más un corazón lleno de
confianza en el Eterno y deseo de apego por él.
El
comentarista Rashi, aludiendo a la palabra “ekev” – la cual también significa “talón”
– dice que las personas con el talón pisotean los detalles que le parecen
ligeros de los mandamientos. Y puede ser que para muchos, el tema de la emuna,
el bitajon (confianza) en HaShem, sea solo un detalle en las mitzvot. Pero como
ya hemos aprendido, son condiciones elementales, son el cuesco de toda la Torá.
Es
más, según hemos visto, son el “talón” (ekev) de la estructura espiritual de la
persona. Una persona sin emuna y bitajon, en que todo lo que HaShem hace es
para bien y para su propio beneficio, carece del soporte espiritual que le
sostiene en esta realidad a la que llamamos, “la vida”. ¿Cómo se puede vivir en
este mundo sin emuna y sin bitajon en HaShem?
Y
es por eso que HaShem se disgustó con toda esa generación, y no se cumplió en
ellos la expresión: “y ÉL TE AMARÁ”. Ya que HaShem se complace en aquellos que
le creen todo el tiempo, descansan en él, y tienen la SEGURIDAD, de que no están
solos en este mundo, sino que cada detalle de sus vidas, son cuidado por el
Eterno. Por eso es que la persona debe cuidar cada “detalle”, porque son el
talón que sostiene la vida espiritual de la persona.
¿Quieres
que HaShem te amé? Entonces amalo tú, confiando y creyendo en él a ojos
cerrados. Si hay alguien a quien le puedes confiar tu vida entera, y entregarle
tu alma sin restricción alguna, es al que le da vida a tu alma. Bendito sea
HaShem nuestro Di-s.
Año Hebreo 5780
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