martes, 16 de noviembre de 2021

Parasha 08 VaYishlaj 5774 / El nuevo nacimiento y los cambios de nombre

COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORÁ
Parashá 08 VaYishlaj 5774
Génesis 32:3(4) – 36:43

La porción de esta semana nos trae por segunda vez en el libro de Bereshit, el tema del cambio de nombre. Ya habíamos visto en porciones anteriores que Hashem había cambiado el nombre de Abram por Abraham y ahora es Yacov quien recibe el nombre de Israel. ¿Por qué Di.s cambia los nombres a sus hijos? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué representa el cambio de nombre?

¿Debemos nosotros los hijos de Hashem cambiar nuestros nombres? Leemos en la bendita Tora:
“Y el hombre dijo: Ya no será tu nombre Yaakov, sino Israel, porque has luchado con Elohim y con los hombres, y has prevalecido.” (Bereshit 32:28)
Esta es la primera vez que en la Tora y en todas las sagradas escrituras aparece el nombre de “Israel”. Este nombre significa: “Luchara y reinara con Elohim”. Al respecto del significado de “Israel” nuestros sabios, nos han enseñado que es un acróstico de:

I = Yacov e Itzjak

S = Sara

R = Rajel y Rivka

A = Abraham

E = (carece de representación en hebreo) 

L = Lea

También nos han enseñado que el término “Israel” es acróstico de las siguientes palabras:

I = Iesh

S = Shishim

R = Ribo

A = Otiot
E = (carece de representación grafica en el hebreo) 

L = LaTora

La palabra Israel, como acróstico, también significa: “de 600.000 letras se compone La Tora”. De la misma manera como la Tora se compone de esa cantidad de letras, asimismo el Pueblo de Israel nació de la cantidad de 600.000 almas-madres de las que se ramifican las almas individuales.

En definitiva ISRAEL, es todo un cosmos, un propósito en la voluntad de Hashem, tan especial para él, que solo por Israel a decidido hacer la final redención de la humanidad. ¡Cómo no iba a darnos un nombre nuevo!

Pero sigamos con nuestro comentario: El nombre “Yacov” significa “suplantador”, pero el nombre de “Israel” significa “Lucho con Elohim”. La raíz de la palabra “Israel” es la palabra hebrea “Sarar” que significa: “Luchar” “Tener autoridad”. Esto nos muestra que la lucha entre hombres es distinta a la lucha que hay entre Dios y el hombre. Habitualmente en una lucha entre humanos, pensamos que el que vence, es el que termina venciendo física, mental, o técnicamente al oponente. Pero la lucha con Dios es distinta, Dios pelea con nosotros durante toda la vida, nos pone obstáculos, problemas, y situaciones difíciles para que podamos tomar el rumbo que él quiere que tomemos. Cuando Dios tiene un propósito con alguien, Dios se encargara de ponerle todos los tropiezos a esa persona, Dios lucha contra él, con tal de que un día se vuelva a Dios. Dios nos vence cuando somos altivos, Dios nos vence cuando no queremos obedecerle, pero Dios es vencido por el hombre solo cuando este es sabio y se humilla para acatar las reglas de Dios en su vida, entonces como Dios es vencido, le cambia el nombre y lo bendice.

Eso fue lo que le sucedió a Yacov, durante toda su vida había batallado contra Dios, porque en el exilio de 20 años, lejos de su tierra, separado de su Padre Itzjak que aun vivía, Dios le había puesto problemas y pruebas, estaba trabajando con su carácter, para finalmente bendecirlo.

¿No se parece la vida nuestra a la vida de Yacov? No sabemos por qué tantas circunstancias extremas, difíciles, pero en realidad no estamos viendo que detrás de cada situación está Dios contra nosotros luchando para al final moldearnos y bendecirnos.

Nos cuenta un Midrash que cuando Yacov regresaba a la tierra de sus Padres, a esa hermosa tierra que había dejado, después de 20 años, el ángel de Esav, se apersono como para reclamar la bendición que Yacov había obtenido por trampa a su Padre Itzjak. Según este Midrash el ángel reconoció que Yacov tenía el derecho de obtener la bendición que antes había conseguido por medio de una trampa, “be-akvá”, pero ahora la recibió sobre la base de una lucha en honestidad. Según Rashí, la palabra hebrea para “luchar” en Oseas 12:4, “va-yasar”, indica que la lucha se hizo dignamente (como veremos).

Yacov lucho con Honestidad, no “engaño” al ángel con el cual peleaba, no lo “suplanto”, obtuvo legítimamente su bendición. Por esta razón es que su nombre le fue cambiado a Israel. Gracias a que logro ser, lo que no había sido durante toda su vida, HONESTO. Solo un hombre honesto puede lograr las bendiciones más altas del cielo, solo uno que lucha legítimamente por sus bendiciones es digno de ser llamado con un nombre nuevo.

Por lo cual, tenemos que el nombre “Israel” está totalmente ligado a la “Honestidad”. Y esto lo sabemos y lo confirmamos de nuestro amado Mesías Yeshuá que dijo:
“Yeshuá vio venir a Natanael y dice de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño.” (Juan / Yojanan 1:47)
Esto nos enseña que un verdadero israelita es uno en el cual no hay engaño. Yavov tenía que dejar de ser engañoso para ser un verdadero israelita y recibir el nombre de Israel. Todo aquel que vence a Dios, lo ha hecho a causa de la honestidad. Dios busca personas que le venzan. Es decir que alcancen las bendiciones de Dios, que logren a través de sus actos mover los cielos para que sobre ellos sea derramada la bendición de los que VENCEN.

Como está escrito en el libro de revelaciones (apocalipsis):

· “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Elohim.” (2:7)
· “El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda.” (2:11)
· “Al vencedor le daré del maná escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.” (2:17)
· “Y al vencedor, al que guarda mis obras hasta el fin, LE DARE AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES; Y LAS REGIRA CON VARA DE HIERRO, COMO LOS VASOS DEL ALFARERO SON HECHOS PEDAZOS, como yo también he recibido autoridad de mi Padre; y le daré el lucero de la mañana.” (2:26-28)
· “Así el vencedor será vestido de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.” (3:5)
· “Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Elohim, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Elohim, y el nombre de la ciudad de mi Elohim, la nueva Yerushalayim, que desciende del cielo de mi Elohim, y mi nombre nuevo.” (3:12) “Al vencedor, le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono.” (3:21)
Recibir una bendición como la de Yacov, es sinónimo de haber vencido. Pero más aun, recibir un nombre nuevo como Yacov, ES SINONIMO DE HABER NACIDO DE NUEVO. En realidad Yacov, estaba recibiendo una nueva vida, un nuevo status que lo elevo de su condición espiritual. Había muerto para Dios “el Suplantador” y había nacido en las esferas celestiales “Uno que luchaba con Dios y lo vencía legítimamente” Había nacido un hombre honesto, y había muerto un engañador. Si notamos, en los pasajes del libro de revelaciones, se asocia “vencer” casi en todos los pasajes con la importancia de tener un “nombre nuevo”, se dice también: “el nombre no se borrara” o “el nombre de Dios” “el nombre de Yerushalayim” “el nombre nuevo del Mesías”.

Esto refleja que uno que vence, es uno que A NACIDO DE NUEVO. Pues todo aquel que ha nacido de nuevo tiene un nuevo nombre que no será borrado del libro de la vida, si permanece fiel. Se trata de una nueva identidad, con la cual se lucho a diario en esta vida, y por la cual se venció. Una nueva vida sustentada por la fe en el Mesías, y por la obediencia a los mandamientos.

Una cosa muy interesante hallamos en las palabras del profeta Oseas, veamos:
“El Eterno tiene también contienda con Yehudá, y castigará a Yaakov conforme a sus caminos; conforme a sus obras le pagará. En el vientre tomó a su hermano por el talón, y en su madurez luchó con Elohim. Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en Betel le encontró, y allí El habló con nosotros, sí, el Eterno, Elohim de los ejércitos, el Eterno es su nombre.” (Oseas 12:2-5)
Este pasaje nos muestra que el Eterno no estaba totalmente agradado de los caminos de Yacov. Pero nos revela que a través de la “teshuva” (arrepentimiento) Yacov pudo cambiar su vida. Dios le perdono, Yaco, se vio solo, su hermano estaba delante de él, pensó él, moriré yo, mis hijos, mis mujeres, y todo lo que he logrado por haber engañado. Y ahora solo me queda ser honesto ante Hashem.

Según nuestra tradición Judía Hashem creó 7 cosas antes de crear al mundo, y una de ellas es la “teshuva” (el retorno) a él. De otro modo, nada ni nadie podría sostenerse sin la posibilidad de regresarnos al Eterno. Cuando una persona se vuelve de todo su corazón a Hashem, esa persona realmente está experimentando el poder del mundo celestial, pues de arriba, le están RESUCITANDO, entregándole una nueva vida y un nuevo nombre.

Como está escrito:
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como el Mesías resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Romanos 6:4)
El poder que poder en Yeshuá para levantarlo de entre los muertos, la gloria del Padre que estaba en él. Es el mismo poder que opera en los que nacen de nuevo. Es el mismo poder que opero en Yacov, cuando se le dio un nombre y una vida nueva, todo a través del poder del arrepentimiento.

Por esta razón es que nuestra fe Judía, el cambio de nombres es tan importante. Es un hecho concreto de una realidad espiritual. Hashem no podía seguir llamando a Yacov como “suplantador”, porque ya no lo era, ahora lo llamaría: “Israel”, porque había vencido a Hashem y logrado obtener sus bendiciones. Desde este punto de vista, es que el pueblo Judío ha considerado que quien tenga un “mal nombre” que lo perjudique, que le traiga recuerdos de su vida pasada lejos de Hashem, o que sea el nombre de alguna alusión de una falsa deidad pagana, cambiarlo por un nombre nuevo que le traiga el privilegio de gozar de las bendiciones de su nueva vida en Hashem. Del mismo modo, con ese nuevo nombre podrá subir a la “bima” y hacer “aliya”, (la lectura de la Torá) y participar de los rezos más importantes de la fe Judía. Esto nos enseña que todo aquel que trabaja en la obra y en el reino de Hashem, debe haber nacido de nuevo, como escribiera el Shaliaj Shaul (apóstol Pablo):
“Teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre del Mesías” (2 Timoteo 2:19b)
En la porción de la semana pasada, la Torá decía: “Dios de Abraham y Dios de Itzjak”, dicha expresión no se usaba en la Torá con Yacov aún. Si recordamos Yacov había dado una promesa cuando huía de su hermano, de que el Eterno “iba a ser su Elohim”, cf. 28:21. La pregunta que nos viene es; ¿Acaso no era su Elohim antes? Al parecer algo es obvio de la lectura de estas palabras; que Yaakov no había dado todo su corazón al Eterno. HaShem estaba interesado en llegar a él solo, a su corazón. Por esa razón Yacov se quedo solo con él para que ahora se dijera que el Dios de Abraham, el Dios de Itzjak, era también el Dios de Yacov.

Cuando Yacov luchaba contra el ángel de Hashem, sucedió algo muy importante, que permitió a Yacov, obtener la bendición del cielo, un momento de honestidad, le hizo un VERDADERO ISRAELITA. Leemos en la bendita Tora:
“Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Yacov respondió: No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió: Yacov.” (Bereshit 32: 26-27)
Antes de recibir la bendición, que quizás el pretendía. Yacov no se imaginaba que Hashem haría algo que lo marcaría para siempre. Nos dice la Tora, que Hashem toco la parte más dura del cuerpo de Yacov: “lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del muslo de Yaakov mientras luchaba con él”, en realidad Hashem estaba mostrando que quería tocar lo más duro de Yacov, su falta de HONESTIDAD. Este importante hueso del cuerpo humano que fue dañado por el ángel, es en realidad la parte más dura del alma de Yacov que Hashem quería quebrantar. Lo sabemos porque solo después que Yacov reconoce cual es su nombre: “SUPLANTADOR”, pudo recibir bendición del ángel de Hashem. Solo cuando fue sincero, cuando reconoció que toda su vida había sido un engañador, fue cuando recibió una nueva vida. “Me llamo engañador”. HaShem quería llegar a ese punto en su vida, al punto de confesar quien verdaderamente era en sí mismo. Soy un engañador.

¿Qué nos hace falta pare recibir la bendición del cielo? ¿Qué nos hace falta para tener una nueva vida? ¿Qué nos hace falta para recibir un nombre nuevo? Solo una palabra que debe hacerse carne en nosotros: HONESTIDAD.

“Respondió Yeshua y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?

¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Yeshua:

De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu. Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Yeshua y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? (Yojanan – Juan 3:4-8)

Shavua Tov (Buena Semana)

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