jueves, 18 de noviembre de 2021

Parashá 08 VaYishlaj 5781 / ¿Qué es pelar con Di-s y vencerlo?

 


COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL DE LA TORÁ

Parashá 08 VaYishlaj 5781

Génesis 32:3(4) – 36:43

¿Qué es pelar con Di-s y vencerlo?

 Shalom Javerim:

 Esta semana estudiamos parashat VaYislaj “Y envió”. La que entre varios temas nos relata el episodio de la lucha de Yaacov con el ángel enviado de HaShem para impedirle el paso al encuentro con Esav. La Torá nos relata que Yaacov se quedó solo, y un hombre lucho con él hasta despuntar el alba, pero al ver el hombre que no podía vencer a Yaacov, golpeo el encaje de su muslo, y se disloco el muslo de Yaacov. Al ver que no podía vencer el hombre le dice a Yaacov, “déjame ir, pues ha despuntado ya el alba”, pero Yaacov le respondió: “no te dejare ir a menos que me hayas bendecido”. En ese instante el ángel cambio el nombre de Yaacov por Israel, diciéndole “pues haz luchado con lo divino* y con los hombres haz vencido”.

Por lo que cabría formularnos algunas preguntas:

¿Qué es pelear con Dios?, ¿Cómo se puede vencer a Dios?, ¿Qué es pelear con los hombres, en términos de la Tora?, ¿Cómo se puede pelar con los hombres y vencerlos? Quisiera dar algunas opiniones personales que quizás nos den alguna luz, que nos permita responder en parte a estas preguntas.

¿Qué es pelear con Dios?

La primera respuesta que se me viene a la cabeza es que el cambio de nombre de Yaacov por Israel, fue la consecuencia de haber “vencido a Di-s”. Hubo un cambio en la esencia de Yaacov – que con insistencia le pidió al ángel que lo bendijera. Yaacov obtuvo las bendiciones suplantando, que es lo que su nombre significa. Pero ahora obtendrá las bendiciones con “lucha”, pues eso es lo que su nombre nuevo significa.

El cambio de nombre no representa una bendición distinta a la de su padre Itzjak, sino que la confirmación final de aquellas bendiciones dadas por Itzjak sobre Yaacov, ahora están siendo confirmadas por HaSHem. El ángel por lo tanto, accede a cambiarle el nombre a Yaacov, ya que la esencia en su nombre: “suplantador”, ya había sido reemplazada con el sufrimiento en la casa de Laban su suegro, y ahora con esta lucha final estaba listo para ser un hombre nuevo.

Esto nos muestra, que solo la experiencia de los sufrimientos cambia el carácter de una persona y lo acercan a su bendición divina. Pero ¿Acaso no hay otra forma de recibir bendiciones que no sea sufriendo? Claro que si hay otra forma, pero pocos pueden tomar ese camino. El camino de la disciplina, y de la paciencia, de la emuná, de la confianza en HaShem, y del trabajo, de la santidad, de la obediencia a HaShem, es otra ardua manera en la que la persona logra las bendiciones divinas individuales que hay para la persona en este mundo.

Las bendiciones divinas no son dadas como: “el pan de la pereza” (gratuitamente). HaShem no quiere que sea así. Es decir, las bendiciones que emanan del Padre de las luces, solo se obtienen con esfuerzo, con pelea constante, con una ardua lucha. Puede ser a través de sufrimientos, o puede ser a través de la enorme disciplina en la búsqueda de HaShem, al fin, y al cabo, ambas formas representan un gran esfuerzo, y en sí mismas es un inmenso sufrimiento siempre. Estas son bendiciones que se valoran y permanecen para siempre en la vida de la persona. En cambio las cosas que fácil se consiguen, no se valoran, y fácilmente también se pierden, dichas “bendiciones”, son disfraces de “maldiciones”.

Por lo que en realidad “pelear con Di-s”, es ganarle a la vida.  

Porque al fin y al cabo ¿Quién está detrás del telón de la vida de cada ser humano? ¡HaSHem es quien está oculto!, como el director de cada historia humana, y solo una persona con emuná, de que todo lo que le sucede es para bien, lograra vencer a Di-s, porque HaShem sabe, que al final, a ÉL, si a Di-s, no le quedará otra alternativa que no sea, la de bendecir a quien se lo merezca.

Así que creo que hemos respondido las dos preguntas iniciales: ¿Qué es vencer a Dio-s? Es ganarle a la vida ¿Cómo vencer a Dios? Es usar las herramientas que el mismo te enseño en su Torá para ganarle a la vida.

Nos cuentan los místicos de la Torá, que antes de venir a este mundo, hicimos un contrato con el creador de las almas. En este contrato, asumimos nacer en determinado país, con un determinado nombre (esencia y tendencias), con determinados padres, e historias familiares, y con las carencias y con las garantías que recibimos con el solo hecho de nacer en el contexto en el que lo hicimos. ¿Usted cree que todo ha sido lanzado y dado al azar? ¿Un Dios que creo todo lo que existe y que influye en el mundo que él creo a diario, y que se relaciona con sus criaturas de forma individual y particular, habrá dejado todo al azar?

Volvamos a nuestra parashá, ¿Acaso pidió Yaacov ser Yaacov el hijo de Itzjak? ¡Quizás sí!, ¡Quizás no! ¿Quién lo sabe? Lo cierto es que antes de venir a este mundo, ya estba definido por el cielo, quien será él, y que papel jugaría su vida en la historia de nuestro pueblo Israel. Por lo que con esto, quiero decir, que en realidad, cuando hablamos de “luchar con Dios”, hablamos de asumir con fe cada desafío que HaShem nos va poniendo en la vida.

Las pruebas, la vida, los dolores, la vida de tu papá, de tu abuelo, la historia de la familia que nadie quiere contar, ni de la cual nadie quiere hablar. Los secretos a voces, las mentiras, los engaños, los abusos, todas estas situaciones sinónimas son a lo que nosotros conocemos como la vida, pero para Di-s es él mismo, poniéndonos a dar lo mejor de nosotros para superarnos y ser dignos de las bendiciones que él tiene para nosotros. Es difícil para alguien aceptar que Di-s mismo sea quien dirija la vida hasta este punto. Es cierto que el libre albedrio existe, está en medio nuestro el poder de elegir lo bueno y lo malo, todos podemos elegir, jamás a nadie se la privado ese derecho, pero lo que también es cierto: es que cuantos seres humanos viven conscientes de que realmente “toman” decisiones, y eligen lo que quieren realmente, y no son solamente presos de sus reacciones o motivados por sus anhelos y más bajos o más altos deseos.

Apunto a que finalmente todo parece estar tan bien entrelazado, que HaSHem siempre termina dándole a cada alma y a cada vida, la lección que necesita aprender en este mundo. Y esto implica lo que ya dijimos, todas las historias que lo rodearan mientras él exista en este mundo.

 Así que, venzamos a Di-s, ¿Cómo? Teniendo mucha confianza en él, de que la vida que tenemos es justamente lo que necesitamos. Que estamos en sus manos. Por medio de la plegaria personal podemos entender mucho más, y percibir mejor, como HaShem está dirigiendo nuestras vidas. Tengamos emuná (fé), tengamos bitajón (confianza), hagamos plegaria, nunca perdamos la esperanza de que todo es para bien, y sobre todo, nunca olvidemos que HaShem nos ama, y que esta vida, puede llegar a ser un verdadero jardín de flores hermosas, cuando la vimos expectantes, confiados en él que nos ama con un amor ilimitado que no tiene explicación lógica.  

Aquí es cuando pasamos a las otras preguntas nos hicimos al principio: ¿Qué es pelear con los hombres y vencerlos? Rashí comenta que “vencer a los hombres”, en la vida de Yaacov, corresponde a la vida que tuvo con su suegro Laban, y su relación e historia que tuvo con Esav su hermano.

Una persona que puede soportar una vida de maltrato laboral como Yaacov, durante más de 14 años, solamente puede decirse de él, que ha sabido “lidiar con los hombres”. Y luego, una persona que es capaz de aceptar su responsabilidad, en lo concerniente a Esav, enfrentarlo e intentar remediarlo, es digna de recibir dicha nominación: “que venció a los hombres”. Muchas veces estos desafíos son simples, que no los tomamos como tal. Por ejemplo, esa relación distante con algún familiar. Es sin duda un desafío que debes superar, para ser una mejor persona y cumplir esa misión en este mundo ¿Cuál? La de ser un ser humano, más humano. O aquellas situaciones donde nuestra moral, nuestra ética se ven comprometidas, son partes de los desafíos que la vida nos pone. El punto aquí es cuan consciente estamos de estas situaciones para asumirlas como desafíos en las que podemos vencer a Di-s y ganarnos su bendición. Porque en realidad, para el común de los seres humanos ganar una pelea es hacerle el mal a otros, pero para Dios, no existe otra forma de ganar una pelea, ya sea con él o con los hombres, que no sea con las armas del bien. Como está escrito: “vence el mal con el bien” (romanos 12:21)

Shalom en el Mesías Yeshúa.

Abraham ben Yaacov.

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