viernes, 23 de septiembre de 2022

Parasha 51 Nitsavim 5774 / La Torá en la boca y en el corazón

COMENTARIO DE LA PARASHA SEMANAL
Parashá 51 Nitsavim 5774
Deuteronomio 29:10 (9) – 30:20

Para hablar de la práctica de la Torá, sin duda lo primero que debe existir en todos nosotros es la “Teoría” por decirlo de algún modo. Me refiero al ESTUDIO de la Torá. Sin estudio del Manual de Vida que es la Torá, no se puede practicarla bien. Y sin práctica, el estudio se transforma en mero conocimiento. Aquí entonces la importancia del equilibrio entre el estudio y la práctica de la Torá. Las dos cosas van de la mano, y no deben separarse, para que nuestra labor y esfuerzo no sea estéril.

En la parasha (porción) “Nitzavim” que se encuentra al final del libro de Devarim (Deuteronomio), hallamos un cuestionamiento de Israel hacia el estudio y la práctica de la Torá:

“Porque esta mitzvah que yo te estoy dando hoy no es muy dura para ti, no está fuera de tu alcance. No está en el cielo, para que necesites preguntar: '¿Quién irá al cielo por nosotros, la traerá a nosotros y nos la haga oír, para que podamos obedecer? Asimismo, no está del otro lado del mar, para que necesites preguntar:

'¿Quién cruzará el mar por nosotros, la traerá a nosotros y nos la haga oír, para que podamos obedecerla?” (Devarim 30:11-13)

El pueblo de Israel le pregunto a Moshe: “Haz dicho la Tora no está en el cielo, ni más allá del mar” ¿Dónde está? ¿Quién nos la enseñara? La escusa más repetitiva que existe para no estudiar la Torá (Me refiero a todo el comprendió de Instrucciones Tanaj y Brit Hadasha) es “No tengo la inteligencia suficiente para estudiar la Torá”

Sin embargo una hermosa historia de un Sabio Judío nos cuenta en el Midrash, como es que un pescador se excuso con la misma Frase diciendo no tener inteligencia, cuando era un artesano de redes de pescar. Si tenía inteligencia suficiente para crear redes lo suficientemente buenas y fuertes para sustentar a su familia ¿Por qué pensó que Di.s no lo había dotado de inteligencia para el estudio?

Está escrito en la sagrada Torá:

“Por el contrario, la Torá está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón para que la lleves a la práctica” (Devarim 30:14)

¿Cómo es posible que el verso nos venga asegurar que la Torá está muy próxima? De forma clara y concisa, nos dice Está en Tu Corazón y en Tu Boca. ¿Cómo es posible esto? Troncar el deseo de la inclinación al mal parece algo sencillo ¿Pero cómo lo hacemos? La respuesta radica en la expresión: “Para que la lleves a la práctica”

Los Sabios nos dicen, que el versículo se refiere a la intención más profunda del deseo del corazón de cada hombre. Deseo que se puede activar a través de la Tefila (suplica) y la meditación en nuestros caminos. Por eso es que la Torá está tan próxima, solo es cuestión de despertar ese deseo innato.


Otra explicación en el Midrah dice que Moshé le dijo al pueblo: El pueblo pregunto ¿Dónde está la Torá? Moshé respondió: “Esta muy cerca de ustedes en su boca, cuando la estudian con sus boca, en las tiendas o casas de estudio y cuando la ponen por obra de corazón” Porque si solo aprendemos o estudiamos de la boca hacia fuera, la Torá no estará en el corazón”

En mi opinión hay dos palabras claves en ese verso que si las comprendemos podremos entender cuál es la manera en la que debemos llevar a la práctica las instrucciones de la Torá. El texto nos dice:

“En tu Boca” y “En tu corazón”

Y con esto recordé las palabras del Profeta Ieshayahu (Isaías) que también fueron dichas por nuestro Maestro Santo en Matiyahu (Mateo) 15:7-9:

“Dice, pues, el Hashem: "Este pueblo se me acerca con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor hacia mí fue enseñado por mandato de hombres (Isaías 29.13)

La palabra Hebrea para “boca” es la palabra “PE”, y su mayor connotación la hallamos relacionada con el “Habla”. A su vez la palabra hebrea “PE” tiene su raíz en la palabra Hebrea “Paá” la cual está relacionada en su raíz primaria con: “expandirse”- De este modo: La palabra “Boca” representa lo que es externo, lo que decimos, lo que nos ponemos e incluso lo que hacemos. Si hacemos todo lo que la Torá nos ordena, pero dentro de nosotros no hay una intención verdadera, sincera, sin odios, sin malicias, de acorde a los principios elementales de la Tora: Verdad – Paz y Justicia, nada tendrá valor:

“La antigua tradición judía en el Pirkei Abot, enseña que tres pilares sostienen el mundo: la verdad, la justicia y la paz”

Veamos ejemplos de los que solo con la “boca” (externo) sirven al Creador:

El Escriba que oraba delante de Hashem jactarse de su Justicia a costa de la humildad del publicano:

“Para algunos que se tenían por justos, y menospreciaban a los demás, les contó esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, el otro publicano. "El fariseo oraba de pie consigo mismo, de esta manera: 'Dios, te doy gracias, que no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano. Ayuno dos veces a la semana, y doy el diezmo de todo lo que gano'. "Pero el publicano quedando lejos, ni quería alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo: 'Dios, ten compasión de mí, que soy pecador'. Os digo que éste descendió a su casa justificado, pero el otro no. Porque el que se enaltece será humillado; y el que se humilla, será enaltecido" (Lucas 18:9-14)

¿Está mal ayunar dos veces a la semana, dar diezmo, no ser ladrón, adultero, injustos? Claro que no está mal, son mandamientos de la Torá que debemos cumplir, y que este Fariseo cumplía pero solo externamente, su corazón estaba lejos de Hashem.

Otro pasaje que nos habla de esto, son los siguientes versos que hallamos en los profetas, cuando Israel se alejaba de la voluntad de Hashem:

“No me traigáis más vana ofrenda. El incienso me es abominación. Luna nueva, sábado, el convocar asamblea, no los puedo sufrir. Vuestras fiestas solemnes son una iniquidad. Detesto vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes. Me son gravosas, cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos para orar, esconderé de vosotros mis ojos. Aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos, limpiaos. Quitad de mi vista la iniquidad de vuestras obras. Dejad de hacer lo malo. Aprended a hacer bien. Buscad justicia, restituid al agraviado, defended al huérfano, amparad a la viuda” (Isaías 1:13-14)

La palabra Hebrea para “Corazón” es la palabra “LEBÁB”, y dentro de sus connotaciones hallamos: Voluntad, intención, animo”, asimismo la palabra LEBAB” viene de la palabra Hebrea: “LABÁB”, la cual quiere decir: Encerrar, transportar.

De este modo: La palabra “corazón” representa lo interno, lo que sentimos, lo que tenemos dentro, lo que llevamos siempre, y lo que realmente somos cuando hacemos cada cosa. Cada acción debe ir acompañada de la Buena Intención, de amor, de la voluntad de Hashem, para que las acciones estén siendo bien vistas desde el cielo. Si por el contrario nos llenamos de “buenas intenciones” que no son más que eso, y no hay practica concreta de los mandamientos, formaremos solo parte de una ilusión, de un teatro que nosotros mismo hemos montado, donde los primeros actores somos nosotros.

Un ejemplo claro de alguien que quiere agradar a Hashem solo con “intención” pero sin obras es el siguiente:

¿De qué sirve, mis hermanos, si alguno asegura que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Podrá esta "tal fe" salvarle? Supongan que un hermano o hermana está sin ropa y sin comida para el diario, y alguno le dice: "¡Shalom! ¡Mantente abrigado y come hasta saciarte!," sin darle lo que necesita. ¿De qué le sirve? Así que, la fe sola, si no está acompañada con obras, está muerta, Pero alguien dirá: ¡Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esta fe tuya sin las obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras! (Yaacov 2:14-18)

¿Qué nos enseña el Mashiaj? Veamos:

En cierta ocasión nuestro maestro santo enseño diciendo:

“Mientras Yeshúa decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz, y dijo: "¡Cuán bendita es la madre que te dio a luz, y te amamantó de sus pechos!" Pero El dijo: "¡Mucho más benditos son los que oyen la Tora de Hashem, y la obedecen!" (Hillel/Lucas 11:27-28)

¿Quién es un “Bienaventurado”? Una persona extremadamente dichosa, muy feliz. Podríamos decir que una persona bienaventurada es una persona que ha sido alcanzada por la Tora, es decir alcanzada por la BENDICIÓN DE LA TORÁ.

Ahora bien ¿Quién fue Myriam? La Madre de Yeshua, lo crio, lo vio crecer, lo sustento, le brindo abrigo, cuidado, le dio amor, como dice el mismo texto: “lo amanto”, pero aún con todo lo que Myriam hizo por su hijo Yeshua, no pudo en nada compararse a uno que “Hace la palabra de Elohim”. Esto quiere decir que si aún si fuésemos hermanos o la Madre de Yeshúa, no podríamos garantizar nuestra “bendición” sino pusiéramos la palabra de Hashem por obra. No son nuestros cargos, títulos, ni posiciones religiosas las que nos dan la dicha de ser beneficiados por el mismo cielo, sino la obediencia a la Torá.

Yeshúa como Mashiaj de Israel, está trayendo a la memoria de su auditorio las palabras de la porción Nitzavim (firmes) del libro de Devarim. Nuestro Maestro como el mejor Rabino de su época está enseñando lo que Moshe ya le había dicho al pueblo de Israel, en la Torá:

"¡Mira! Yo te estoy presentando hoy con, en una mano, vida y el bien; y en la otra, muerte y el mal (Devarim/Deuteronomio 30:15)

La vida es la Bienaventuranza que alcanza al obediente a la Torá, al que estudia y se esfuerza por colocar por obra las instrucciones de carácter eterno. Por otra parte la Muerte es la Maldición que alcanza a los que viven en desobediencia delante de Hashem ¿Qué es VIDA? Hacer la Torá ¿Qué es MUERTE? No hacer la Torá.

Si avanzamos por los escritos de los alumnos y discípulos de Yeshua, hallamos una de las enseñanzas más completas respecto de este tema. Yaacov el presidente de la congregación de creyentes de Jerusalem, nos da excelente clase, veamos y analicemos:

“No se engañen a ustedes mismos por sólo oír lo que la Palabra dice, ¡sino háganlo! Porque el que oye la Palabra, pero no hace lo que ella dice, es como alguien que mira su cara en el espejo, se mira a sí mismo, se retira e inmediatamente se le olvida como luce. Pero la persona que mira atentamente la Torá perfecta, la que da libertad, y continúa volviéndose, no en un oidor olvidadizo, sino en un hacedor de las obras requeridas por ella, entonces será bendito en lo que hace. Cualquiera que crea que es un observante religioso, pero no controla su lengua, se engaña a sí mismo, y su observancia cuenta para nada. La observancia religiosa que Elohim el Padre considera pura y sin falta es esta: dar cuidado a los huérfanos y viudas en sus tribulaciones y mantenerse uno mismo sin contaminaciones del mundo. (Yaacov 1:22-27)

De aquí aprendemos cuales son las varas medirán si estamos siendo buenos observantes de la Torá:

1.- La lengua o “Lashon Hara”: Si hay en nosotros este tipo de comportamiento, no estamos practicando la Torá.

2.- El cuidado de los necesitados: Esto involucra a los necesitados espirituales y a los desamparados en cuanto al sustento.

3.- Mantenerse Puro: Esto involucra a la puesta en obra de la Torá Moral: No cometer pecados con nuestros ojos ¿Qué vemos? No cometer pecados con nuestros oídos ¿Qué oímos? No cometer impurezas sexuales, apartarse de todo tipo de consumismo, avaricia, ambición, idolatría, y EGOLATRIA.

Amigos, en cierta ocasión Yeshua enseño diciendo: “Aquel que enseña y HACE los mandamientos de la Torá es considerado en el cielo como GRANDE” y También: “Si vuestra Justicia no fuera mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos” No seamos como los que se engañaban asimismo, sino estamos lo haciendo lo correcto, comencemos a hacer lo bueno, volvámonos a Hashem y que su Torá este en nuestra boca y nuestro corazón.

Shalom en el Mesías.

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