lunes, 12 de enero de 2015

Palabras para mi Rabino Yeshuá


Palabras para mi Rabino Yeshuá:
Muchos han pensado de ti que fuiste un rebelde, un revolucionario de tu Pueblo, que con tus enseñanzas trajiste una nueva ley para Israel y el mundo, causando la creación de una nueva y mejor religión, separada de la fe de tus hermanos Judíos. Pero de ti dieron testimonio tus propios amigos y discípulos más cercanos diciendo: "Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Yeshuá el hijo de Yosef, de Nazaret" ¿Como podías anular aquellas letras, escritas en la ley y los profetas, que le daban base y sentido, a todas tus enseñanzas? Y quizás si hubieras querido hacerlo, lo hubieras hecho. Pero tu testimonio fue distinto: "No he venido anular la ley y los profetas". Sin embargo, no te hemos conocido en más de 2.000 años de historia desde que nos visitaste. Pues al contrario, te hemos pensado como un griego filosofo disidente, y como un Romano con toga y belleza superficial te vistieron. Tantos retratos y pinturas hicieron de ti en el mundo, transformando tu apariencia externa, dándole importancia a lo que nunca fue importante. Cambiamos tu nombre hebreo tantas veces como nos fue posible hacerlo, hasta el punto de borrar toda tu identidad judía. Creyeron de ti que pensabas de la misma forma moderna y occidental de nosotros y las tradiciones de tu pueblo en realidad nunca te importaron ¿Pero como quitar de los únicos escritos que poseemos, aquellas veces que tomaste la copa del ritual de Pesaj, tradición de tu pueblo, las decenas de referencias que hiciste a las enseñanzas de los sabios ancianos que te antecedieron, las ocasiones semanales que visitabas la sinagoga en Shabat para leer la Torá y los Profetas, y todas las veces que "subiste" a Jerusalén para celebrar las fiestas? Pasaron muchos años de tu visita querido Rabino, y estábamos seguros de que en realidad querías las matanzas y asesinatos que hicieron en tu nombre, a tus propio pueblo, obligándolos a doblegar sus rodillas ante el ídolo de la cruz. Tanta sangre judía, y tantas personas inocentes de las naciones murieron a causa de rechazar esa imagen pagana que hicieron de ti querido maestro, y hoy, quienes "te poseen" y "proclaman" aún no te pueden ver, como realmente eres. Creímos que en tanta historia de la humanidad que ha pasado desde que tú te ausentaste, te agraciarías con nuestras celebraciones y fiestas en torno a una mesa plagada de manjares y regalos, pues tu cumpleaños "¿como no lo íbamos a celebrar?" al fin y al cabo, tu eres tan bueno pensamos, que no te molestas si imitamos las costumbres de los pueblos. En tu nombre borramos el día de reposo, el Shabat, y nunca más nos cuidamos de aquello que no podíamos comer, "porque tus enseñanzas" (así nos dijeron) "lo autorizaban". Y esto provoco que tus propios hermanos, nunca más te reconocieran, y hoy, lejos de casa, y a causa nuestra, por nuestras rebeliones, pero sobre todo, por el amor de tu nuestro Padre por nosotros, aun no te dejas ver como el que siempre has sido, con tal de seguir rescatando a tu pueblo asimilado en las naciones, y resucitando muertos, que de a poco despiertan de un largo sueño de más de dos mil años.
Rabenu Yeshuá, espero ansioso ese día de nuestra redención, cuando usted, tal como Yosef el príncipe de Egipto se rebeló al mundo. como el hijo de Israel que era, y a sus hermanos en la intimidad de su habitación perdono por haberlo vendido, diciéndoles: "no les pese haberme vendido y traído aquí, pues todo esto fue voluntad de HaShem, para la salvación de muchas personas", asimismo, amado Maestro te mostraras y todo el mundo sabrá, que tu eres nuestro amado Rabino Judío.
Con mucho amor querido Maestro. Un discípulo tuyo...

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